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martes, 19 de enero de 2016

Comunidades se organizan para reforestar el Valle del Shishinahua

El día 14 de Enero nos hemos acercado nuevamente a las comunidades del sector de Shishinahua, después de la última reunión que tuvo lugar a finales del mes de Noviembre.

En la anterior asamblea pudimos conversar con algunos moradores de las comunidades ribereñas de Angamos, San Antonio y Nuevo Iquitos sobre cómo desarrollar proyectos en defensa del territorio. Los más animados entre ellos han decidido asociarse, y así ahora contamos con tres nuevas organizaciones de campesinos comprometidos con el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales, es decir se ha instalado una asociación en cada comunidad.

Los socios de las tres agrupaciones decidieron empezar su plan de manejo de recursos naturales coincidiendo en poner como primer objetivo la reforestación de algunas zonas pertenecientes al territorio de cada comunidad. Para empezar este proceso y tener plantones de árboles listos para la siembra se optó por la construcción de un vivero forestal en cada comunidad.

En esta última oportunidad hemos vuelto a las comunidades para una simple visita de monitoreo y así averiguar cómo han avanzado hasta el momento. En el encuentro con las tres comunidades, todas han renovado su compromiso con el proyecto y están más unidos entre ellos que en el pasado. Los campesinos ya han empezado la construcción de los viveros, primero seleccionando las áreas de ubicación y de ahí armando los tinglados que con su sombra protegerán los plantones en la fase más delicada de su desarrollo.

Durante las asambleas los comuneros de las 3 comunidades han escogido que árboles quieren reforestar, los cuales son tornillo, caoba, cedro y capirona, es decir plantas típicas de la zona, que podrán crecer con facilidad una vez trasplantadas en el monte. En las próximas semanas las comunidades terminarán de construir las camas de los viveros, alistarán la tierra y el abono necesarios para llenar las bolsas y recolectarán las semillas. Si todo avanza según lo que se ha planeado, en el mes de febrero ya se podrán sembrar las primeras semillas. Para eso a las comunidades se les brindará primero una capacitación sobre como recolectar las semillas, como sembrarlas y como hacer el mantenimiento para que los plantones crezcan sanos y fuertes.

Los comuneros están muy unidos y tienen muchas ganas de trabajar. Esto es lo que más nos alegra y nos da muchas esperanzas sobre los buenos resultados que podrán conseguir en su proyecto de defensa del territorio.




viernes, 8 de enero de 2016

Megaproyectos sin Consulta Previa a las pueblos indígenas

La Ley del Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios del 2011, en acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, establece que los pueblos indígenas tengan que ser informados, escuchados y puedan presentar propuestas, respecto a medidas legislativas o administrativas que afecten directamente sus derechos colectivos, su existencia física, identidad cultural, calidad de vida o desarrollo, con el fin de alcanzar acuerdos entre el Estado y los mismos pueblos.

 
A pesar de la existencia de esta ley, muchos proyectos impulsados por el Estado Peruano para crear infraestructura, no han sido consultados con las comunidades campesinas y nativas afectadas, y no se han tomado en cuenta los impactos que generan. Es este el caso del megaproyecto de la Línea de Transmisión Moyobamba-Iquitos que afecta decenas de comunidades de nuestra Amazonía.

Esta línea tendrá una longitud de 630 km, y podrá transportar 150 megavatios (MW), el triple del consumo actual en Iquitos. El recorrido de la línea irá desde la subestación Moyobamba Nueva hasta una subestación en Iquitos. En el camino, se construirá, también, otra subestación denominada Subestación intermedia. El Consorcio Isolux se adjudicó la obra.

Se trata de un proyecto muy importante para la ciudad de Iquitos, pero no contempla dotar de electricidad a las comunidades que atravesará en su recorrido. La línea de transmisión atravesará una parte de la selva todavía incontaminada, por lo tanto los posibles impactos ambientales podrían ser muy profundos: deforestación, penetración de taladores ilegales, de empresas de palma aceitera, de mineros y cazadores. Y las consecuencias más graves recaerán sobre las comunidades nativas que viven en la zona. A pesar de todo esto, ningún proceso de Consulta Previa ha sido realizado y la obra ya se viene ejecutando.

Estos proyectos millonarios rompen con la tranquila vida de los indígenas, afectando el territorio donde ellos viven, la comida de la cual se nutren y, llevando las comunidades a dividirse en conflictos internos. Un ejemplo en este sentido es lo que está pasando en las comunidades de la cuenca del Nucuray, en el distrito de Lagunas, provincia de Alto Amazonas.

En esta zona se encuentran 14 comunidades que están unidas en una Federación Quechua-Kandozi, y precisamente por el proyecto se fragmenta la unidad y se ha conformado la Federación Quechua dejando de lado a los Kandozi, quienes reclaman ser consultados en este proyecto y al cual se oponen.

La empresa Isolux, que ha estipulado con el Estado el contrato para la construcción de la línea de transmisión, ya está avanzando con la instalación de las torres de apoyo para el transporte de la energía eléctrica. Estas torres se están instalando en el territorio perteneciente a 2 de las 14 comunidades de la asociación. Algunos socios denuncian la excesiva deforestación que se está produciendo en la zona por culpa de la empresa.

Según lo que refieren algunos comuneros, para que los pobladores pertenecientes a las dos comunidades más afectadas estén “tranquilos” y no creen problemas -permitiendo así el regular avance de la obra-, Isolux ha adoptado la estrategia de donar regalos, útiles y dinero, ganándose de esta forma el apoyo de una parte de la población.

Las autoridades indígenas se están dando cuenta del alto nivel de deforestación en su territorio y de los impactos negativos que la construcción de la obra está causando, pero al mismo tiempo las divisiones internas de las comunidades, causadas por la actitud de la empresa, impiden que se tomen acciones concretas frente a estos problemas.

Si se hubiese realizado desde un comienzo el proceso de Consulta Previa, así como establece la ley, quizás estos problemas e impactos se habrían podido analizar previamente y mitigar hasta eliminarlos. Así como ha afirmado Jorge Pérez,presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), otra de las organizaciones de indígenas que son afectados por este megaproyecto: “No estamos en contra del proyecto, solo exigimos el cumplimiento de la ley, que dispone la ejecución de la Consulta Previa en proyectos que pasen por territorios indígenas, para determinar el nivel de afectación a nuestros recursos del bosque”.

Lamentablemente en el Perú actual la Ley de Consulta Previa sigue siendo ignorada de parte de quien la tiene que hacer cumplir, o sea el Estado. Los intereses económicos son siempre privilegiados en perjuicio de la calidad de vida de la población indígena y del medio ambiente.